Caza herida

1/ Sí, yo también he dejado caza herida en el monte

 Vaya…  que duro suena decirlo: “yo he dejado caza herida en el monte…” Esta es una de las frases que menos oiremos nunca en la boca de un cazador. A nadie le gusta decirlo, a nadie le gusta reconocerlo, es un recuerdo que a ningún cazador le gusta recordar… y sin embargo prácticamente todos los cazadores pasan por ello a lo largo de su vida, una o varias veces.

 Todos conocemos en nuestras cuadrillas de caza algún amigo que parece que ha sido bendecido por el mismísimo San Huberto, y tiene la fortuna de que le entran muchos bichos, además tira bien, y encima nunca los deja pinchados… pues tranquilo compañero, porque hasta ese afortunado no ha dejado bichos pinchados “aún”.

 Al buen cazador se le revuelven las tripas cuando va de regreso a casa, si ha estado pisteando un animal herido durante la jornada, y ha sido incapaz de encontrarlo. Tú sabes que te vas a dormir calentito a tu cama, pero que ahí afuera dejas un pobre animal, que lleva las tripas reventadas, y que va a sufrir una noche de intenso dolor, y una lenta agonía… y ha sido por tu culpa. Para mi, este sentimiento ha sido uno de los más difíciles de asumir como cazador.

2/ Error humano o fallo del equipo.

 No nos engañemos… en un 90% de los casos el animal se va herido por culpa del cazador, que no ha ejecutado bien el lance, que se ha precipitado, que no ha dejado cumplir al animal, que ha dado gatillazo al disparar, que no ha sabido adelantar el tiro a un animal a la carrera… mil posibilidades que hacen que el animal se vaya con una pata colgando o con un tiro en la panza. La lista de errores del cazador es tan larga… que aun no se como somos capaces de tumbar algunos jabalíes… si es que no hacemos nada bien.

 Aunque luego, en la junta de carnes, o por la noche alrededor de un fuego, las cosas cambian, y casi siempre tiene la culpa ese rifle nuevo, “que lo voy a cambiar en cuanto vuelva a casa”, o una bala que no ha “picado”.

 Aun cuando el error no es humano sino  que es mecánico, en casi todas las ocasiones éste también depende del cazador, ya que quizás ese rifle semiautomático no alimentó correctamente porque no estaba bien limpio y engrasado, o hemos elegido el calibre o la  munición adecuada para la caza de ese animal, y por eso la bala no ha penetrado lo suficiente. Mi buen amigo Jesús falló uno de los mejores ciervos de su vida en la Sierra de Albarracín, porque se le agotó la pila del visor holográfico un minuto antes de que un venado enorme le pasara a la carrera a 20 metros de su puesto, desde entonces siempre cambia las pilas del holográfico cada principio de temporada.

 Pero aun así hay un pequeño porcentaje de veces, que el equipo también nos falla, y que un pistón bien picado no detona, o que un arma se encasquilla y no permite doblar el disparo, o que un visor recibe un ligero golpe inapreciable y nos mueve el punto de impacto. Eso nos puede pasar a todos en algún momento, y sobre esa parte poco podemos hacer… solo rezar para que nunca tengamos que lamentarlo delante de un animal.

3/ La colocación del disparo

 Los animales se van heridos por una mala colocación del disparo, esto es un hecho y no hay vuelta de hoja. Ya se… ahora levanta uno la mano y asegura: “pues a mi se me fue un jabalí  el mes pasado con un tiro perfecto de paletilla…” vale, pero seguro que no era tan perfecto. Bien, para mi hay tres tiros buenos, que son

  • el tiro demoledor al corazón, que le coge el corazón propiamente dicho o los grandes vasos que salen del corazón, y tiene una parada cardiaca y una hemorragia masiva… y que el animal recorre cinco pasos y cae fulminado.
  • el espectacular tiro a la columna vertebral. Si se ejecuta conscientemente es cuando se apunta a la base del cuello, y el animal cae fulminado al instante sobre su propia huella; no da ni un paso. También en ocasiones se da de manera involuntaria, cuando nos sale un tiro alto, y alcanzamos al bicho en la espina dorsal, quedando inmediatamente sentado al no poder usar sus cuartos traseros.
  • el tiro a los pulmones. Este es un tiro mucho menos espectacular, y hay quien ha perdido bichos con él (por no saber pistear) pero es tremendamente efectivo, porque todos los animales con un tiro de pulmón están muertos después de una carrera entre 200 y 400 metros. Pero este es un tiro correcto, y el cazador que sabe que ha alcanzado a la pieza en esta zona de las costillas, debe insistir en pistear su pieza, y debe hallarla, porque seguro que no está lejos.

 Con cualquier otro disparo que no sean estos… el animal puede irse herido, dejando rastro de sangre o no, y puede tardar muchísimo en morir. Así pues, cuando no encontramos un animal… normalmente es que va pegado… pero en una zona definitivamente no vital.  Todos hemos encontrado alguna vez jabalíes con tres patas, que han sufrido la amputación limpia  de una pata por un balazo bajo, y que han conseguido sobrevivir a la consiguiente infección, y que han continuado en el monte, para acabar siendo cazados años después.

cape bufalo
Disparo cuarteado de frente delante de la paleta

 Cuando ejecutamos el disparo, si hacemos disparos “de fantasía”, como apuntar a la cabeza, o el disparo de frente, sin dejar que el animal se gire y nos de el costado… las posibilidades de pinchar al animal se multiplican.

 Hay un ejemplo muy ilustrativo, que viene al caso que se da en la caza del elefante. La mayoría de los cazadores que vienen a por un elefante vienen obsesionados por el “famoso” tiro al cerebro. Todos han leído que si se tira de lado hay que apuntar al orificio del oído, y que si es de frente hay que poner la bala a la altura de los ojos o un poco más abajo; todos traen la lección aprendida, y la algunos rechazan el consejo del profesional, que siempre aconseja el tiro más fiable al área de corazón/pulmón (un blanco enorme y seguro). Pistear un elefante herido es de lo más fácil del mundo, y uno con un tiro en los pulmones no va ir muy lejos… si le cruzas los pulmones con tu bala, el elefante empezará a ahogarse y pronto detendrá su carrera…  tú nunca pierdes ese elefante.  Muchos cazadores han perdido su elefante (y lo han pagado) porque han elegido libremente tirar a la cabeza, han ejecutado mal el disparo, no alcanzaron el cerebro y el elefante se fue a la carrera con un soberano dolor de cabeza… y nunca más volvieron a verlo.

4/ Los calibres

 Meterse en el tema de los calibres indudablemente es entrar en arenas movedizas… ya que los calibres buenos y malos es el tema de discusión favorito de todos los cazadores. Yo no voy a entrar en si el 30.06 Spr. es “el mejor calibre del mundo mundial” para toda la fauna española (que no lo creo), o si el 7 Rem Mag es “pinchón” o no lo es (que tampoco lo creo); esa discusión es motivo suficiente no para un artículo, sino para una enciclopedia completa de balística.

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Bala Sellier Belliot EXERGY

 Pero hay algunos hechos innegables en la elección del calibre que si que afectan al tema de este artículo, que es la caza herida. Los calibres ligeros producen heridas menores, y en el caso de colocación incorrecta del disparo, es más fácil que el animal sea capaz de huir y alejarse lo suficiente del sitio donde ha sido disparado, de modo que sea imposible encontrarlo.

 Es un tema de física sencilla. Si alcanzamos a un ciervo en el corazón lo dejaremos seco en el sitio, independientemente de si tiramos con un .243 o con un 8×68; pero si lo alcanzamos en los jamones de atrás con un .243 se nos irá corriendo como un misil, y yo he visto como una bala pesada del 8×68 le partía las dos caderas y dejaba a un ciervo anclado en el sitio, permitiendo un segundo disparo de remate. En los dos casos el tiro es igual de malo… pero el calibre pesado hace mucho más daño en el tiro malo… y puede permitirnos cobrar el animal.

 Hace dos años estaba yo en Sudáfrica cazando con mi amigo Alejandro Martín, que llevaba en ese momento un 375 H&H con puntas de 300 grains. A ultima hora de la tarde disparó sobre un kudu de frente, y empezaron a pistearlo porque daba mucha sangre. Se les hizo de noche, y dejaron el pisteo para el día siguiente; a la mañana siguiente mi profesional y yo nos unimos a ellos para intentar encontrar el kudu herido. Eran las doce del mediodía, y todos seguíamos aun caminando sobre el rastro del kudu, que seguía dando sangre de vez en cuando… y nos tenía asombrados. Finalmente me saltó desde debajo de una arbusto a mí, que lo abatí y pudimos comprobar que la bala había impactado de frente pero alta, afectando solo a masa muscular sobre la paletilla, nada vital, pero al tirar con una calibre enorme, el agujero de salida le había arrancado un gran trozo de carne como una mandarina, y no había dejado de sangrar en ningún momento. Los dos PH’s coincidieron en que si hubiese tirado con un calibre inferior nunca lo hubiésemos hallado.

 Así pues solo enunciare una conclusión sencilla e innegable, y es que las municiones pesadas producen heridas mayores, que dan mayores rastros de sangre, y que en el caso de colocación deficiente del disparo hace más daño, es más fácil el pisteo y dificulta un poco más que se nos queden animales heridos en el monte. Aunque obviamente nada es infalible… y aun tirando con un poderoso 375 H&H también se pueden dejar animales en el monte heridos, si tiramos mal, rematadamente mal… no vale ni aunque usemos un lanzacohetes.

5/ La montería

 Oh!! Anatema!!! Se va  a meter con la montería española!! Pues si señores… para mi desgracia y vergüenza, la montería española es una de las modalidades de caza en la que más caza se queda herida en el monte, y eso me desagrada profundamente.

 Si tienen ocasión de hablar con la propiedad o con los empleados de cualquier finca donde se hacen monterías, pregúntenles cuantas reses encuentran muertas en las siguientes semanas… para mi es vergonzoso como cazador oírlo. Animales que se han ido con un tiro en las tripas y que han tardado ocho o diez días en morir en medio de una dolorosa y lenta agonía ; eso no es para estar orgulloso.

Blancos en movimiento siempre son un reto para el tirador

 Por desgracia, en pocos sitios se hace una búsqueda en profundidad de los animales que se han ido heridos. Si disparas en una montería sobre un guarro o un ciervo… mas vale que lo pares en los primeros veinte metros… porque como se meta en el monte y camine quinientos metros… ya nadie irá a por él. Esa es una desgracia, es una mala practica… y encima el montero, por la propia normativa lógica de seguridad, tampoco puede moverse del puesto hasta el final de la montería… lo que no facilita especialmente el seguir un rastro ya por la tarde, quizás horas después de haber disparado y sin ser especialmente diestro en el rastreo de animales heridos.

6/ África

 Lo que nos pasa aquí en España no tiene nada que ver con lo que pasa en África, por dos razones básicamente. La primera es que en cualquier país de África los pisteros son fantásticos, y  son capaces de seguir un animal sin que éste deje ningún rastro de sangre. Los PH’s y los pisteros nativos les gusta que los cazadores tiren al hombro, a romper las paletillas, ya que saben que un animal con un tiro ahí no va a caminar muy lejos, y además se empanza muchas menos veces a los animales. El nivel de destreza de los pisteros es tal que en muy pocas ocasiones se quedan animales heridos que no sean capaces de encontrarlos. En España a mi siempre me habían enseñado a tirar al codillo, justo detrás de la paletilla, y no fue hasta que estuve varias veces cazando con cazadores profesionales Sudafricanos cuando modifiqué mi habito y ahora siempre apunto para alcanzar justo el hombro en la vertical de la pata delantera.

springbok Blanco Sr Corujo
springbok Blanco Sr Corujo

 El segundo elemento diferenciador entre España y África es que en España si se va un animal herido normalmente no pasa nada. En África, si se encuentra una sola gota de sangre, el animal ha sido ya cazado, y el cazador lo paga, se encuentre o no. Cuando hablamos de un búfalo cafre, o de un leopardo… estamos hablando realmente de mucho dinero… así que el cazador se lo suele pensar bien antes de apretar el gatillo, y se toma su tiempo para hacer las cosas bien, y disparar tan bien como él sea capaz de hacerlo.

 Cuando uno va a empezar un Safari, especialmente a los cazadores novatos en África, yo siempre les advierto este tema de los animales heridos. No hay nada que contamine más el ambiente de un Safari que un cazador cabreado porque ha pinchado un bicho de los caros. Mi consejo es que antes de ir allí hemos de saber que a alguien de nuestro grupo le va a pasar, hay que tener asumido que alguien seguro que pinchara un animal, y que no se podrá recuperar y que pagará ese bicho.

Lo mejor es que todos los cazadores sepan que le puede tocar a él, que es un tema de estadística, y que puede que el animal pinchado sea un humilde facochero, o un exclusivo y caro antílope sable. Por lo tanto, si todos en el grupo lo hemos hablado, y todos lo tenemos asumido aunque cuando le pasa a uno nunca es agradable seguro que será más llevadero y por ello no nos amargara a experiencia del Safari (ni al cazador ni al resto de sus acompañantes).

7/ Conclusiones

Asi pues a nadie nos gusta dejar animales “pinchados” en el monte, y sin embargo pasa y seguirá pasando. Lo mejor es tenerlo asumido, pensar que antes o después nos pasará, y mientras tanto ir poniendo todos los medios para evitarlo.

 El error humano es el mayor causante de que dejemos animales heridos en el monte, y es nuestro deber de cazadores responsables el intentar ejecutar bien los lances, el conocer nuestra arma, y el saber disparar cuando realmente somos capaces de colocar el disparo en los órganos vitales del animal.

 Si aun habiendo hecho cuanto está en nuestra mano para ejecutar bien el lance, hemos herido un animal, debemos siempre intentar seguir el rastro, tanto como nos sea posible con nuestras habilidades y recurrir a la ayuda de compañeros o de perreros si no somos diestros en el pisteo (intentando aprender para futuras ocasiones). En muchísimas ocasiones nos encontraremos con que ese ciervo lleva un tiro en los pulmones y se ha echado a solo doscientos metros bajo un enebro, para morir allí con los pulmones encharcados. Siempre debemos seguir los animales que creamos que posiblemente están heridos… y nos sorprenderá ver que encontramos más de los que esperábamos.

Nos vemos cazando en África

José María Aranda

4 Aces Outfitters

jma@4acesoutfitters.com

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marzo 9th, 2019 by