Bufalo Cafre: La leyenda de “la Muerte Negra”

 

 

El mito del Bufalo Cafre

 

El Búfalo Cafre (Syncerus caffer) es un animal que ha inspirado leyendas; el gran buey salvaje africano ha sido siempre sueño (y en algunas ocasiones pesadilla) para muchos cazadores que han ido a África en su busca. Para algunas tribus africanas el búfalo es nyati, “la muerte negra”, ya que la carga de un búfalo herido es aterradora… y quien se enfrenta a ella nunca la olvida. Pertenece por derecho propio a los “Big Five”, a los conocidos “Cinco Grandes” de la caza peligrosa del mundo.

 

Hay otros “toros salvajes” que se pueden cazar en diversos puntos del planeta. Los enormes búfalos de agua asiáticos, que se pueden encontrar en Argentina o en Australia, o los bisontes americanos (mal llamados búfalos por el gran público)… pero ninguno le llega ni de lejos a la agresividad y al mal temperamento que demuestra el búfalo africano…; es su fama de animal peligroso y vengativo la que hace latir a cien el corazón del cazador que lo persigue.

Caffer Buffalo

Bufalo Cafre

El cazador español parece tener dos especies “icono”, que son las que más demanda cuando viaja a África… el humilde facochero, porque nos recuerda nuestros duros y esquivos jabalíes… y el búfalo… que a nuestros ojos se muestra como el toro bravo , negro y peligroso, que pasta en nuestras dehesas ibéricas. Los organizadores de Safaris que no están demasiado acostumbrados a tratar con clientela española no dejan nunca de sorprenderse de la insaciable sed de cochinos de cualquier especie (facocheros, bushpigs, potamoqueros… da lo mismo) que muestra el cazador español… y su gran demanda constante de búfalos y la admiración hacia esta especie.

 

Quizás porque el cazador español sabe lo que es acercarse a un “toro” salvaje, y el peligro que entraña… le da un valor especial a la caza del búfalo africano… que otros cazadores de otras nacionalidades tardan mucho más en entender.

 

Bufalo en la sabana

Bufalo en la Sabana

 

Subespecies y distribución geográfica

 

El búfalo cafre, o búfalo africano se extiende prácticamente por toda África, pero atendiendo a su distribución geográfica por el continente el Safari Club Internacional (SCI) distingue cinco subespecies del mismo.

  • búfalo cafre o búfalo del cabo (Syncerus caffer caffer) que es el que da nombre al grupo, por ser el mayor de tamaño, el mas frecuente y el más representativo de todas las subespecies. Los machos adultos presentan un gran “boss” que es como se denomina al característico “casco” de cuerno que cubre completamente su frente de lado a lado.
  • búfalo del Nilo o búfalo equinoccial (Syncerus caffer aequinoctialis), que habita el África central, Chad, valle del Nilo. Se trata de un animal de algo menor talla, y cuyos cuernos se caracterizan por volver hacia atrás. Normalmente se evalúa si un búfalo es o no del Nilo situando el cráneo sobre el suelo, de modo que se compruebe que los cuernos no deben tocar el suelo.
  • búfalo de bosque o búfalo enano (Syncerus caffer nanus) habita las zonas de selva de Angola, Congo, Nigeria y selvas del África Occidental… Es una animal de color rojizo de mucha menor talla que los anteriores. Normalmente su trofeo es muy discreto comparado con el de sus primos, y además carece del característico “boss” frontal duro que presentan los otros.
  • búfalo de sabana del África Central (Syncerus caffer brachyceros), es un búfalo de tamaño medio, algo menor que el búfalo del Nilo, que habita las planicies de la República Centroafricana y el Sur de Chad.
  • búfalo de sabana del África Occidental (Syncerus caffer planiceros), es de menor tamaño, algo mayor que el búfalo de bosque, y con una cuerna muy similar a éste. Recientemente el SCI ha decidido separar estas dos últimas subespecies, ya que están taxonómicamente bastante diferenciadas, y este búfalo, que habita en Benin, Burkina Faso o Camerún es considerablemente menor que el centroafricano.

De entre todas las subespecies que reconoce el SCI y Rowland Ward, la más abundante, y la que con mayor frecuencia nos vamos a encontrar cazando es el búfalo del cabo, que es la de mayor tamaño, la más agresiva y la que mejor trofeo porta. Esta es la que se extiende por la zona Sur y Este del Continente Africano, que son los destinos cinegéticos más habituales para el cazador internacional (Sudáfrica, Tanzania, Zimbawe, Bostwana, Mozambique…)

 

Cape Buffalo

Bufalos bebiendo, dos viejos machos

La Caza

 

La caza del búfalo, sea cual sea la subespecie que andemos persiguiendo… es una caza arriesgada, que genera mucha adrenalina en el cazador, por que hay una latente sensación de peligro en todo momento. Es por eso que se trata de un caza que produce verdaderos “adictos” y que hay enamorados de la caza del búfalo… que repiten año tras año su experiencia en busca de esta especie.

 

El búfalo se rececha a pie, como se hacía hace un siglo, caminando con el viento de cara… y se buscan distancias de tiro inusualmente cortas. Para el cazador habituado a la caza de otros herbívoros mucho más recelosos (ya sean ciervos, antílopes, cabras…) le parecerá sorprendente que la distancia habitual de tiro del búfalo cafre estará por debajo de los 50 metros.

 

Se trata de una caza de corta distancia, rarísima vez se habrá de disparar por encima de los 70-80 metros, y en zonas cerradas, con frecuencia nos veremos en tiros “sucios” a distancias de 15-20 metros. No es un tiro con gran dificultad técnica, y con mucha frecuencia se siguen usando rifles sin visor, ya que a esas distancias los visores no son necesarios… y en el caso de que se produzca una carga de un animal herido, es mucho más fácil encarar instintivamente un rifle sin visor, y encontrar al animal.

Sin embargo, lo que resulta un tiro sencillísimo a 30 metros en un campo de tiro, apuntando a una diana de cartón; cuando nos encontramos a 30 metros de un búfalo cafre que levanta el morro y nos mira amenazador… con los nervios del momento y la adrenalina a chorro por las venas… puede resultar que el tiro deje de ser tan sencillo.

 

En áreas donde hay mucha caza furtiva por parte de las poblaciones nativas, lamentablemente podemos encontrar con cierta frecuencia con búfalos que han recibido disparos no mortales con armas antiguas y/o de pequeños calibres, no adecuados para la caza del búfalo. Como consecuencia de esos disparos el animal puede tener viejas heridas abiertas y/o infectadas que le están haciendo sufrir mucho dolor; estos animales identifican al hombre como causante de su mal, y pueden cargar contra los cazadores sin mediar provocación alguna, incluso superando su natural tendencia a alejarse de los humanos. Estos búfalos heridos previamente por cazadores furtivos o por trampas o lazos han sido protagonistas de numerosos incidentes graves con cazadores, y son especialmente peligrosos.

Cuando intentamos elegir un macho que tirar hay normalmente dos posibles objetivos, un macho dominante, que se encuentra dentro de una manada, rodeado de hembras y terneros; o un viejo macho solitario de los conocidos como “dagga boys”. Los machos dominantes  reproductores suelen estar en la flor de la vida, son hermosos y poderosos, y se encargan de defender su manada de cualquier ataque; su caza representa un reto importante, ya que el acercamiento a la manada siempre es muy complicado al haber muchos centinelas, que al menor descuido, se echaran a correr arrastrando a toda la manada. Se suelen caracterizar por cornamentas con mucho desarrollo, con mucha envergadura, y puntas relativamente altas, pelajes brillantes, y musculatura del cuello muy poderosa, auténticos guerreros y señores de su harén.

 

Los “Dagga Boys”, son los que los africanos llaman los “chicos del barro” (dagga significa barro en Zulú), éstos son los viejos machos, que ya no son reproductores, y que tras duras peleas por el liderazgo han sido expulsados de la manada por machos más jóvenes y fuertes. Normalmente estos viejos búfalos se reúnen en pequeños grupos, que viven separados de las manadas y disfrutan de esos baños de barro que los libran de los molestos parásitos. Estos búfalos son animales viejos, cuyos cuernos se han ido desgastando en longitud con el paso de los años, y son tienen menos envergadura que los de un macho dominante, a cambio, su “boss” se ha seguido desarrollando sobre su testuz y llega a formar un impresionante casco sólido entre ambos cuernos, el sueño de todo cazador.

 

Los cazadores solemos buscar con ahínco esos “Dagga Boys” ya que son el ejemplo idóneo de lo que debe ser la caza deportiva, el cazar un gran búfalo solitario, curtido en batallas con cien enemigos, quien sabe si con leones, con cuernos pulidos y desgastados por el uso… un viejo macho que ya nunca volverá a reproducirse… porque su época dorada ya pasó. Que más se puede pedir a la caza… hasta un ecologista reaccionario habría de rendirse ante esta evidencia, ese viejo búfalo que ya ha sido rechazado por la manada, con una impresionante cornamenta de “boss” sólido, es el objetivo perfecto del cazador.

 

 El trofeo

 

En cuanto al trofeo del búfalo, vale la pena señalar que tradicionalmente se solían valorar los búfalos por su envergadura, es decir la apertura máxima de sus cuernos. Esta era forma de valoración habitual que indicaba RW, pero esto representaba un problema ya que se primaba la caza de animales más jóvenes todavía en fase reproductiva, cuyos cuernos no habían sufrido ningún desgaste, y que en ocasiones ni siquiera presentaban un “boss” duro y bien desarrollado.

Viejo Bufalo con picabueyes

Viejo Bufalo con picabueyes

La valoración del SCI, que actualmente está tomando mucha fuerza, y que se considera más ajustada a la caza sostenible, valora la longitud de los cuernos y también la anchura del “boss” del animal, de modo que los viejos machos, cuyos cuernos han sufrido un desgaste y son más cortos, tienen por el contrario una excelente valoración por la anchura de su “boss”. Esta nueva tendencia hace que se valoren mucho los trofeos de esos viejos “dagga boys”, que quizás no tienen tanta envergadura, pues sus cuernos se han ido desgastando con el paso de los años, pero que presentan un desarrollo impresionante en su “casco” de cuerno sobre la testuz.

bufalo

Bufalo emboscado, esas zonas les encantan

La forma de los cuernos no tiene relevancia a la hora de valorar un búfalo, y es algo que solo afecta al gusto personal de quien los ha de cazar. Los hay desde muy abiertos, hasta completamente rizados, o hay machos cuyas puntas vuelven hacia atrás. Ninguno es mejor que otro, y simplemente  en unas zonas son más frecuentes unas formas que otras, sin que por ello tengan más o menos valor cinegético. Un búfalo joven tiene las puntas de los cuernos muy altas, por encima del nivel del cráneo, y el “boss” no está completamente endurecido; conforme va envejeciendo, los cuernos se van desgastando y reduciendo su longitud, mientras que el “boss” se sigue desarrollando, ensanchándose y haciéndose más y más sólido.

 

Para valorar en el campo, a simple vista un búfalo, la referencia que debemos tomar son sus orejas cuando nos mira de frente.  En un buen búfalo las orejas deben quedar por dentro de la curvatura interior de los cuernos, y se considera un búfalo excelente aquel que le quepa “un paquete de tabaco” entre el extremo de las orejas y la curvatura interior de los cuernos. Pero sobre todo lo que el cazador debe buscar siempre es abatir un buen búfalo maduro, viejo, con un buen “boss” que le otorgue personalidad, y que sea el testimonio de haber pasado una vida dura, que le ha llevado a convertirse en un veterano “dagga boy”.

 

Pero en el caso de los búfalos, hay que recordar que todo macho maduro, cazado con un buen lance, que haya hecho sentir al cazador la adrenalina de haberse visto las caras con “la muerte negra” es un excelente trofeo, que debe hacerse sentir orgulloso al cazador que lo ha podido abatir.

 

 

Los calibres adecuados

 

Los búfalos encajan muy bien los tiros… son animales excepcionalmente duros… y es muy difícil derribarlos al primer disparo. Es por esto que a pesar de que el mínimo legal para cazarlos en casi todos los países es .375 (en algunos es el 9.3mm), es muy recomendable usar calibres aun más contundentes.  Pero dado que el venerable 375 H&H es el más popular de todos los grandes calibres africanos (por su polivalencia y grandes cualidades balísticas), la mayoría de los búfalos que se cazan deportivamente son cazados con 375 H&H. No se usa frecuentemente el 375 H&H porque sea el calibre más adecuado, sino porque es el rifle que más habitualmente traen los clientes, que quieren cazar el búfalo de sus sueños con su propia arma, y en ocasiones llevan tiempo preparándose en sus países de origen para hacerlo perfectamente. Muy poca gente compra un rifle con calibre superior al 375 H&H, que saben que probablemente usarán dos o tres veces en su vida, y sin embargo si adquieres un 375 H&H es mucho más polivalente se puede utilizar en la caza de otras especies en distintas partes del mundo.

 

Balísticamente vale la pena destacar que mientras que un 375 H&H monta una punta de 300 grains y nos da unos 6300 julios de energía en boca; si pasamos a calibres del tipo 416 Rigby, montamos puntas de 400 grains con una energía de 7600 julios. Cualquier proyectil con peso de 400 grains o superior, es idóneo para la caza del búfalo, ya que el animal acusará más profundamente el disparo recibido que con los 300 grains de un 375 H&H. El 375 H&H mata los búfalos, por supuesto que los mata, pero cuando se le dispara con este calibre, aun con disparos bien colocados en el triangulo vital corazón-pulmones, el búfalo no “acusa” el impacto recibido, encaja bien el tiro, y comienza a correr tras la manada, para la desesperación del cazador que ha ejecutado un tiro impecable. El 375 H&H es un excelente calibre (uno de mis favoritos), y además es el calibre que más búfalos mata cada año… pero desde luego el cazador que lleva un 375 H&H en las manos no ha de sentir que lleva un “cañón” y que el búfalo va a rodar cuando le dispare… el 375 H&H es el calibre mínimo para cazar búfalos con seguridad.

375 H&H

375 H&H el calibre de leyenda

Por supuesto, en el caso de que se produzca una carga contra nosotros, y tengamos que realizar un disparo que detenga al animal… cuanto mayor sea el calibre que llevamos… mas posibilidades tendremos de poder pararlo. Y si hay una carga…  nos estamos jugando mucho. Hay una regla de oro en la caza de búfalos… “lleve el rifle más grande que usted pueda manejar con seguridad y confianza”.

 

Los tradicionales rifles dobles, o rifles Express son especialmente adecuados para la caza del búfalo, ya que permiten al cazador un segundo disparo de manera casi inmediata, con frecuencia antes de que el animal inicie su carrera, cuando aun está parado, acusando el primer disparo. Ese tiempo precioso que nos regala el rifle Express, al ahorramos al no tener que accionar el cerrojo para cargar de nuevo, nos puede permitir un disparo en mucha mejor situación… y con frecuencia es definitivo para derribar al búfalo. Los grandes calibres propios de los rifles Express, con puntas pesadas y lentas, como el 450/400; el 450 Nitro o el super conocido 470 Nitro, son calibres excelentes para enfrentarnos al búfalo cafre.

 

Los búfalos no suelen caer al primer disparo, y tampoco suelen cargar contra el cazador cuando encajan el tiro (alguna vez lo hacen… pero no es frecuente); de modo que si no le pegamos muy bien, lo normal es que el animal huya siguiendo a la manada. Si por el contrario va muy pegado, y la colocación del disparo es correcta, en unos cientos de metros el animal entrará en colapso, y morirá. Cuando el disparo no es mortal, y lo empanzamos o no alcanzamos órganos vitales, el seguirá a su manada y nos obligará a un peligroso pisteo.

 

En el caso de tener que pistear un búfalo herido, se trata de una de las situaciones más peligrosas que cualquier cazador puede vivir… ya que cuando un búfalo esta herido suele esperar emboscado a los cazadores… y cuando estos se acercan a él… lanza una carga mortal, a muy corta distancia, con intención de matar a quienes lo han herido. Si el búfalo carga, el disparo al corazón ya no vale, porque lo matará, pero no lo detiene, y aun herido de muerte llegará hasta nosotros; solamente un disparo al cerebro o a la columna vertebral es capaz de detener esta carga asesina.

Un blanco muy pequeño, que viene moviéndose arriba y abajo, un disparo de muy difícil ejecución, que es mejor no llegar a tener que hacer nunca, ya que ni el mejor tirador es capaz de asegurar con certeza que podrá poner su proyectil en el cerebro de un bufalo furioso que viene a la carrera hacia nosotros bamboleando su cabeza.

 

Las puntas que elijamos para nuestra munición son también determinantes para el éxito. Normalmente se recomienda que las dos primeras balas sean expansivas, tipo “soft point”, que expandan y hagan el mayor daño posible, y si alcanzamos la zona de corazón-pulmones (nuestro principal objetivo) hagamos mucho destrozo. Serán puntas expansivas, pero de camisa muy gruesa, para seguir manteniendo mucha penetración, ya que recordemos que nos encontramos ante uno de los animales más duros a los que nunca nos enfrentaremos.

Las balas sólidas también son adecuadas, ya que son las que nos permiten alcanzar los órganos vitales desde cualquier ángulo, o atravesar maleza o arbustos sin desviarse. En caso de carga del búfalo, las balas sólidas son las idóneas para buscar ese tiro al cerebro que consiga detener la carga. Así que la combinación clásica recomendada por los grandes cazadores profesionales africanos para meter en el cargador es “Blanda – Blanda – Sólida – Sólida”.  No es necesario recordar, que en este tipo de cacerías, que nunca son económicas, hay que llevar la mejor munición que podamos conseguir, y haberla probado suficientemente en nuestro rifle; la munición es la parte más barata del safari, y puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.

 

 

 

 Conclusión

 

Aquellos cazadores que están enamorados de África, aquellos que están completamente envenenados por la caza africana, saben que van a volver una y otra vez allí… mientras su edad y sus circunstancias se lo permitan… y también saben que acabarán encontrándose frente a frente con un búfalo cafre, eso es solo cuestión de tiempo…

 

El búfalo cafre es el más abundante en la Naturaleza de los “Big Five”, es el más cazado en todo África… y sigue siendo objeto de deseo por parte del cazador aun después de haberlo cazado.  Algo tiene esa mirada agresiva de un viejo macho cuando levanta amenazador el morro cogiendo viento… para intentar detectarnos…. Algo que te hace saber que el viejo búfalo siempre es un adversario formidable, y que si no haces tu parte muy bien… si te equivocas en algo, si tu bala no es la adecuada, o si no la sabes colocar donde debes… ese búfalo te va a vender cara su piel… a veces … muy cara.

 

Jose María Aranda

Spitskop Safaris

www.spitskop.co.za

 

Fotos : Autor, Jose Antonio Fernandez de Alava y Manuel López Martínez

 

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mayo 12th, 2017 by